jueves, 13 de septiembre de 2012

Periodismo canalla y libertad de expresión. Por Julia Mengolini


Julia Mengolini
La tapa de la Revista Noticias que muestra a la Presidenta de Argentina teniendo un orgasmo nos pone nuevamente ante un clásico conflicto de derechos. Es tal vez- o no- el punto donde la libertad de expresión encuentra un límite. Argumentos para repudiar la tapa sobran, la pregunta es si alguno de estos nos lleva al camino de la censura, si alguno de estos argumentos es ese límite -tan peligroso- a la libertad de expresión. Vamos por partes:
Por un lado es una tapa estúpida. La hipótesis por la que Cristina se erotiza con el poder y con el uso de las cadenas nacionales es simplemente absurda, imposible… ¿En serio Fontevecchia? ¿Hubo una reunión de sumario, alguien tiró la idea y vos contestaste “dale, vamos con eso”? Sospecho que les pareció vendedor poner a Cristina teniendo un orgasmo y formularon toda esa pavada para justificar el dibujo. Ya la habían mostrado loca, golpeada, quedaban pocas alternativas con tanto punch. Pero no hay nexo entre la imagen y la crítica que se intenta hacer al uso de la cadena nacional. Hablar bien o mal de la gestión pública de la presidenta no tiene nada que ver con su vida sexual. Sólo la morbosidad y la estupidez pueden generar semejante tapa. Qué ganas de seguir cavando la fosa del desprestigio.
Es por otro lado una tapa profundamente machista. Muchos se preguntan por qué a las feministas nos resulta degradante mostrar a una mujer erotizada y sensual, masturbándose, si no hay nada de malo con eso. El problema no es la sensualidad, el problema es que se acuse, se denuncie la sensualidad, que se presente como algo malo. Algo así como “Mirá qué puta, qué bien que la pasa”. Noticias elige al orgasmo como eje de crítica, lo relaciona con el goce del poder, como si el poder y el goce fueran cosas malas. Casualmente el goce pleno de la sexualidad, así como la participación en la vida política, son conquistas relativamente novedosas para las mujeres. Lo primero está relacionado con la invención de la pastilla anticonceptiva en los sesenta y lo segundo con el voto femenino instaurado en 1952. La idea de una mujer que goza todavía es molesta, la idea de una mujer en el poder, mucho más. La idea de una mujer que goza del poder, ni hablar. Es algo perverso y despótico, algo “procaz” para la revista Noticias. (En cambio, el hombre poderoso resulta seductor.) Por eso, la tapa de Noticias injuria no solamente a la Presidenta, sino a las mujeres en general en tanto da a entender que las mujeres en cargos políticos se comportan de manera inadecuada y condenable al mostrarse desenfadadas, sensuales y hasta procaces.
La ley 26.485, que resulta ser reglamentaria de varios pactos internacionales con jerarquía constitucional, establece el derecho de las mujeres a una vida sin violencia y la necesidad de establecer condiciones para sensibilizar respecto a la violencia contra las mujeres (art. 2). En esta ley se establece la Violencia mediática contra las mujeres como “aquella publicación o difusión de mensajes e imágenes estereotipados a través de cualquier medio masivo de comunicación, que de manera directa o indirecta promueva la explotación de mujeres o sus imágenes, injurie, difame, discrimine, deshonre, humille o atente contra la dignidad de las mujeres (…) legitimando la desigualdad de trato que construya patrones socioculturales reproductores de la desigualdad o generadores de violencia contra la mujeres”. (art. 6 inc. f). Es decir, hay un derecho vulnerado y hay discriminación.
Entonces, recapitulando: tenemos estupidez, tenemos morbo, tenemos discriminación machista. ¿Son estos límites para la libertad de expresión? Este es, creo, el meollo que van a tener que resolver los jueces que reciban los amparos -ya presentados ante la justicia- que denuncian discriminación, violación de los derechos humanos y que solicitan una retractación por parte de la Editorial Perfil y el cese de los efectos del daño.
La libertad de expresión no es un derecho individual más. Por su rol fundamental en la vida republicana y en el funcionamiento de la democracia, resulta ser un derecho muy importante en términos de utilidad pública en tanto resorte del funcionamiento del sistema. La ciencia política contemporánea atribuye a la independencia y espontaneidad de la opinión pública la responsabilidad por el funcionamiento de las instituciones democráticas. A todos nos conviene la diversidad, la proliferación de ideas distintas, incluso las que más nos desagraden. Entonces, así como todo derecho tiene sus límites, la libertad de expresión también los tiene, pero tal vez haya que bancársela y extenderlos un poquito más. El precio de la libertad de expresión es proporcional a su importancia en la vida pública. Es un precio muy alto.
Yo quiero creer que Cristina goza del poder, me cuesta imaginar que alguien con una responsabilidad tan grande en las espaldas y blanco de tanta porquería pueda disfrutar, pero quiero creer que en algún lado le gusta. Si no fuera así tengo que pensar que es una mártir y esa idea me angustia. Si no disfrutara del liderazgo entonces ese liderazgo sería endeble. Los mártires no suelen terminar bien. Yo quiero creer que Cristina disfruta y que todas las mujeres que aspiran a ocupar un lugar en la historia de su tiempo van a disfrutar de esos mandatos, que van a hacerse cargo de esas responsabilidades con alegría.

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